Lo que puede ocurrir… “cuando un talentoso ruso se enamora de Argentina”

Por Rodrigo Agüero.

‘El Reposo’, de Stepan Erzia, esculpido en mármol de los Urales, se puede apreciar en una esquina del barrio porteño de Boedo.

El sábado 5 de noviembre de 2016 se reinauguró la escultura ‘El Reposo’, del artista ruso Stepan Erzia (1876-1959), en el ‘Paseo de las Esculturas de Boedo’ (la galería de arte permanente y a cielo abierto que se encuentra en las veredas de la Av. Boedo, entre Independencia y San Juan).

La obra fue recientemente restaurada para la conmemoración del 140° aniversario del nacimiento del artista, que fue vecino del barrio de Boedo, y se la puede apreciar precisamente en la esquina de Av. Boedo y Carlos Calvo.

El evento convocó a autoridades de la Embajada de Rusia, del Centro Ruso de la Cultura y la Ciencia (Casa de Rusia en Buenos Aires), del Museo de San Petersburgo, de la Fundación Internacional Erzia, del MOA (Monumentos y Obras de Arte, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) y de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo, junto a artistas, amigos y vecinos, que posteriormente compartieron un ágape.

El evento

El presidente de la Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo repasó brevemente la historia del artista ruso, que vivió 23 años en Argentina (entre los años 1927 y 1950), y ponderó la importancia de Erzia para la vida cultural y artística de Buenos Aires, recordando que fue uno de los fundadores de la peña Pacha Camac, de Boedo (importante centro irradiador de cultura de la época, con clases de dibujo, pintura, música y declamación), donde Erzia conoció al pintor Benito Quinquela Martín. También señaló que Erzia fue amigo de don José González Castillo (dramaturgo, director de teatro, libretista de cine y letrista de tango), creador de la peña mencionada; y fue compañero de los escultores Francisco Reyes y Vicente Roselli, cuyas obras también forman parte del Paseo de las Esculturas.

Asimismo, mencionó especialmente a la Fundación Internacional Erzia, de Moscú, por su apoyo para los trabajos de restauración y emplazamiento de la obra, así como los de realización de una réplica que fue enviada a Rusia.

Valery Kucherov, consejero de la Embajada de Rusia y director del Centro Ruso de la Cultura y la Ciencia (Casa de Rusia en Buenos Aires), agradeció a las autoridades de la Comuna N.5 y a la dirección de la Junta de Investigaciones Históricas de Boedo por hospedar la escultura del gran compatriota ruso.

También agradeció al personal de MOA (Monumentos y Obras de Arte, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires), que hizo todo lo posible para rescatar y devolverle la vida a esta obra, mencionando que en esta tarea les tendió la mano la Fundación Internacional Erzia, de Moscú, que también participó en el trabajo de restauración.

Y concluyó con las siguientes palabras:

“De modo que esta obra, ‘El Reposo’, también manifiesta el trabajo conjunto, la cooperación y la amistad entre rusos y argentinos.” 

“Stepan Erzia vivió y trabajó en Argentina durante 23 años. Y muchos de estos años los pasó aquí en Boedo, paseando por estas calles y habitando estos paisajes urbanos. Comenzando por la gente del barrio, yo pienso que éste fue uno de los factores que lo inspiraron e impulsaron a crear estas magníficas obras.” 

“Aquí en Argentina, Erzia encontró el quebracho, que consideró un material ideal. Cuando regresó a Moscú, en 1950, llevó consigo más de 300 obras. Y muchas de estas obras se consideran obras maestras del S.XX en esculturas hechas en madera.” 

“Estos 23 años en Argentina han sido el período más fructífero de la vida artística de Erzia. Y yo pienso que esto no es casual. Esto suele ocurrir cuando un talentoso ruso se enamora de Argentina.”

Por su parte, el Dr. Vladimir Gusev, director del Museo de San Petersburgo, señaló que cuando Erzia volvió a Rusia (en 1950) donó alrededor de 300 obras al Estado, que fueron recibidas por el Museo de San Petersburgo, y que luego una parte importante de estas obras se donaron a su vez al Museo de Mordavia, lugar natal de Erzia. “De modo que sus obras que están en Rusia están principalmente en estos dos museos, y son predominantemente de quebracho argentino y de algarrobo.”

Y concluyó recordando que “el arte conecta a las culturas y a los países. Y ayuda a sortear los problemas políticos.”

Luego, preguntamos al Dr. Gusev acerca del Departamento de Conservación y Restauración del Museo de San Petersburgo. Confirmó, como se puede leer en la página web del museo, que cuenta con 16 divisiones compuestas por 96 especialistas profesionales que se dedican a las tareas de conservación y restauración.

También estuvo presente Oscar de Bueno (escultor, docente investigador U.N.A.), autor de una de las obras (‘La Bestia’) que conforman el Paseo de Esculturas de Boedo, a quien se lo vio hablando con Manuel Speratti (restaurador), en representación del MOA.

El escultor

Stepan Erzia (Alátyr, 27 de octubre de 1876 – Moscú, 24 de noviembre de 1959), fue un escultor ruso mordvino que vivió en Rusia y en Argentina.

Entre 1902 y 1906 vivió y estudió en Francia e Italia. Más tarde participó en las exposiciones internacionales en Venecia, Milán (1909) y París (1912), que le significaron reconocimiento internacional. Incluso se hablaba de Erzia como “el Rodin ruso”. A partir de 1917 viajó por distintas regiones de Rusia, en búsqueda de un mejor material, y dando clases de escultura.

En el año 1927 llegó a Argentina. Si bien rápidamente se integró a la vida cultural y artística de Buenos Aires, sus vínculos se expandieron más allá de la Capital Federal. Por ejemplo, con el tandilense Antonio Santamarina, que fue su mecenas por un año. Erzia donó tres obras en bronce al Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil.

Pero siguió con la búsqueda de nuevos materiales, hasta que encontró el quebracho, que se traía del Chaco y se utilizaba como combustible para calderas.

“Es bella como un metal, es fuerte y dulce como el hierro”, llegó a decir Erzia acerca de esta madera del norte argentino.

Víctor Fernández (pintor, licenciado en artes, curador del Museo de Bellas Artes Benito Quinquela Martín) ha relatado las circunstancias del encuentro entre Erzia y el quebracho: “Con este material se encontró casualmente, a través de unos carros madereros que andaban por la ribera. Él andaba paseando cuando cayó una de esas maderas de un carro. Al tomarla, supo que era el material que estaba buscando para sus obras, y terminó ofreciendo un montón de dinero por el cargamento completo del carro.” 

En 1936 Erzia viajó a la provincia de Chaco, adonde llegó con una carta para Carlos Schenone, capataz de la forestal, en la que un directivo de la empresa maderera le solicitaba que facilitara al escultor las piezas de quebracho con las formas que él quisiese. Según Fernández, Erzia buscaba sobre todo las formas y las raíces. “Estaba muy vinculado con la naturaleza y eso le hacía tener una empatía con los ritmos y las formas naturales.” Volvió del Chaco con cuatro vagones de tren de madera de quebracho.

Su retorno a Rusia en 1950 fue muy sentido por el mundo artístico argentino. En las páginas del diario Independiente se leía: “¡Los bosques de quebracho del Chaco se quedarán huérfanos sin su héroe!”

Con la autorización del gobierno argentino de entonces, Erzia volvió a Rusia con algunas toneladas de quebracho, con las que siguió trabajando, esculpiendo pálpitos de tempestades y visiones, hasta el último día.

Stephan Erzia falleció en Moscú, casi diez años después, con la convicción de sentirse argentino: “yo soy un buen ruso y un buen argentino. Y quiero a este país que me ha dado su hospitalidad y me ha brindado el material más hermoso que pude obtener para mi trabajo.”

La escultura ‘El Reposo’

Tiene dimensiones de 81x80x39 cm. Fue creada por Stepan Erzia en Rusia, entre los años 1919 y 1920, a partir de un bloque de mármol de los Urales. Se exhibió en varias ocasiones en Rusia, y también en el exterior. En 1927 se exhibió en la Galería Jean Sherpante de Paris, y luego se embarcó hacia Argentina, integrando un grupo de 20 obras con las que Erzia llegó al país.

En Argentina también fue exhibida con frecuencia en varios lugares. En 1944 fue comprada por la Municipalidad de Buenos Aires. Durante muchos años estuvo en una plaza de Recoleta, y en la década de 1980 sufrió daños por vandalismo.

Ante un pedido de la Junta de Estudios Históricos de Boedo, y a través del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se dispuso su traslado y emplazamiento en el Paseo de las Esculturas de Boedo.

En el año 2009 el MOA (Monumentos y Obras de Arte, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires) comenzó su restauración, con el apoyo de la Fundación Internacional Erzia, que en su página web (enlaces al pie) menciona que en realidad su deseo es que la escultura original esté en algún museo de la ciudad (ya sea en el Museo Benito Quinquela Martin o en el Museo Eduardo Sívori), a efectos de protegerla con las mejores condiciones de conservación posibles, mientras que se podrían utilizar las réplicas para ser exhibidas en emplazamientos exteriores. Es una moción compartida por el MOA, puesto que es lo más lógico desde el punto de vista de la conservación de una obra. La Fundación Internacional Erzia y el MOA han construido el molde correspondiente, con el que han hecho dos réplicas de ‘El Reposo’, en cemento. Una de estas réplicas se ha enviado a Rusia.

A propósito de lo que señaló el Dr. Gusev cuando expresó que “el arte conecta a las culturas y a los países”, es interesante ver el caso singular de Stepan Erzia desde esa perspectiva:

Llegó a Argentina en 1927, cuando Argentina y la URSS –que se había fundado en 1922- aún no tenían relaciones diplomáticas. Trajo consigo esta obra (El Reposo) que había sido creada en Rusia en 1919-20, con mármol de los Urales, que trajo junto a una veintena de obras. Durante 23 años fue parte del impulso vital artístico de Argentina, que le rinde homenaje y agradecimiento. Y al momento de volver a Rusia (en 1950), Argentina y la URSS hacía ya 4 años que habían establecido relaciones diplomáticas. Y volvió con suficiente quebracho, que le permitió continuar trabajando durante casi una década en la creación de nuevas obras. De modo que en Argentina se puede apreciar  ‘El Reposo’ con mármol de los Urales (entre otras obras de Erzia); y en Rusia se pueden apreciar numerosas esculturas hechas con quebracho de Argentina. En ambos lugares, los frutos de lo impulsado por un precursor y embajador del arte y de la cultura; del intercambio entre rusos y argentinos: Stepan Erzia.

El MOA (Monumentos y Obras de Arte, del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires)

Tiene la responsabilidad de revalorizar y preservar los monumentos y obras de arte de la Ciudad de Buenos Aires, que son más de 2,000, e incluyen monumentos, bustos, estatuas, mástiles, fuentes, jarrones, placas y monolitos.

Las obras del Paseo de las Esculturas de Boedo están registradas en la coordinación del MOA.

El Paseo de las Esculturas – Las Obras

Es una galería de arte permanente y a cielo abierto, al alcance y al cuidado de los vecinos, y de cualquiera que pase por las históricas veredas de la Av. Boedo, desde Independencia hasta San Juan (la mítica ‘esquina Homero Manzi’).

Los vecinos conviven con las 21 esculturas que actualmente integran el paseo, que debe su existencia a la idea que impulsó la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo, 16 años atrás. Es parte de la identidad de un barrio  que fue un epicentro de ebullición cultural y de nuevas corrientes políticas definidas por anarquistas y socialistas.

En la historia viva de esas mismas cuadras está el recuerdo de la Editorial Claridad, del Café Dante, del Teatro de Verano de José González Castillo, del Cine Nilo o de las exhibiciones de arte a cielo abierto que se organizaban en el Pasaje San Ignacio. Decenas de escultores mostraron su arte en este Pasaje durante la primera mitad del S.XX, en el primer antecedente de exposiciones a cielo abierto que conoció la ciudad, y que contó con integrantes ilustres, como Stepan Erzia.

Las obras del Paseo son las siguientes:

– Aníbal Lomba, de Xavier Barrera Fontenla

– Por amor (a Onofre Lovero), de María Laura Vila

– Vestido al viento, de Enrique Azcárate

– Tango íntimo, de Leo Vinci

– Interiores, de Arturo Álvarez Lomba

– Cholita, de Francisco Reyes

– Testimonio (a Betty), de Julián Acosta

– Autorretrato, de Francisco Reyes

– Pórtico de la impunidad, de Oscar Staffora

– Homenaje a la madre, de Francisco Reyes

– Mutación, de Mónica Chames

– Enlace de planos, de Julia Farjat

– Esencia, de Xavier Barrera Fontenla

– Busto de Leónicas Barletta, de Xavier Barrera Fontenla

– Busto de José González Castillo, de Vicente Roselli

– La Bestia, de Oscar de Bueno

– Verde secreto, de Marina Dogliotti

– Súplica, de Antonio Oriana

– Crecer, de Elisa Dejistani

– Testimonio, de Alberto Balietti

– El Reposo, de Stepan Erzia

La Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo

Es una institución sin fines de lucro, dedicada al estudio y difusión de la rica historia del barrio, generosa en arte y en cultura.

Hace 16 años, el sociólogo Aníbal Lomba hizo realidad el sueño de su amigo y vecino Francisco María Reyes, pintor y escultor nacido en España, y logró que la Legislatura Porteña sancionara la ley, cuya esencia remite al paseo de arte a cielo abierto de Resistencia, Chaco.

Enlaces

Embajada de Rusia:

http://argentina.mid.ru/web/arg

Centro Ruso de la Cultura y la Ciencia (Casa de Rusia en Buenos Aires):

http://casaderusia.org   o   http://www.arg.rcnk-rs.ru/es

Museo de San Petersburgo:

http://rusmuseum.ru/

Fundación Internacional Erzia:

http://www.erzia-fond.com

http://www.erzia-fond.com/en/project-eng/argentina

MOA (Monumentos y Obras de Arte del GCBA):

Junta de Estudios Históricos del barrio de Boedo:

http://juntadeestudioshistoricosdeboedo.blogspot.com.ar/