Claves psicológicas para prevenir y gestionar enfermedades crónicas y autoinmunes
Por: Julia Sanchez – Psicóloga
¿Qué impacto tiene el estrés en estas enfermedades?

Julia Sanchez
El estrés sostenido, la ansiedad no gestionada y los traumas emocionales no resueltos pueden actuar como desencadenantes o agravantes de diversas patologías crónicas. Cuando vivimos en un estado de alerta constante, el sistema nervioso y el inmunológico se alteran, lo que favorece respuestas inflamatorias que pueden desequilibrar el cuerpo y generar síntomas físicos persistentes.
¿Cómo prevenir desde lo emocional?
La prevención no se basa solo en chequeos médicos. También implica una revisión honesta de cómo nos estamos sintiendo, qué emociones estamos reprimiendo y qué hábitos mentales están saboteando nuestra salud. Algunos pasos simples pero profundos incluyen:
– Aprender a decir “no” sin culpa. Establecer límites emocionales previene el desgaste mental y físico.
– Expresar las emociones. Hablar, escribir o acudir a terapia nos ayuda a liberar tensiones que, de otro modo, se somatizan.
– Bajar el ritmo. La cultura del rendimiento perpetuo nos enferma. Dar espacio al descanso no es un lujo, es una necesidad biológica.
– Conectar con el presente. Practicar mindfulness o meditación reduce los niveles de cortisol y fortalece el sistema inmune.
¿Y si ya tengo una enfermedad crónica?
Recibir un diagnóstico no implica resignarse. Desde la psicología, el tratamiento apunta a recuperar el equilibrio emocional, adaptarse a una nueva realidad sin perder identidad y reducir el sufrimiento subjetivo.
– Aceptar, sin rendirse. Aceptar la enfermedad no significa dejar de luchar, sino soltar la resistencia que genera angustia.
– Reconstruir el sentido. Muchas personas encuentran nuevas motivaciones y propósitos a partir de sus experiencias de salud.
– Pedir ayuda no es debilidad. El acompañamiento psicológico permite trabajar la frustración, la culpa, el miedo y los cambios en la autoestima.
– Fortalecer redes de apoyo. Contar con vínculos empáticos mejora la calidad de vida y reduce recaídas emocionales.
En resumen
El cuerpo habla lo que la mente calla. Cuidar la salud emocional no solo previene, sino que también mejora el pronóstico y la calidad de vida en personas con enfermedades crónicas. Incorporar herramientas psicológicas, como la gestión del estrés, el trabajo con emociones y el autoconocimiento, es una inversión que impacta en todos los niveles.
Lic. Julia Sánchez – Psicóloga especializada en enfermedades crónicas y discapacidad
Instagram: @psicóloga.juliasanchez
Contacto: psicologia.juliasanchez@gmail.com
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