Cómo acompañar equipos emocionalmente saturados
Por: María Noel Lucano – Psicóloga, Coach y Consultora en Desarrollo Organizacional
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María Noel Lucano
ivimos en un mundo laboral donde la hiperconexión, la inmediatez y la presión constante por los resultados han dejado de ser una excepción para convertirse en la norma. En este contexto, los equipos se enfrentan a una creciente saturación emocional, con altos niveles de ansiedad, agotamiento y desconexión.
El liderazgo tradicional, enfocado exclusivamente en la productividad y el control, ya no alcanza. Hoy se necesita un liderazgo distinto: emocional, flexible y presente. Un liderazgo que no solo gestione tareas, sino que acompañe personas.
Ansiedad propia y ajena: un doble desafío
El líder actual debe aprender a gestionar su propia ansiedad y, al mismo tiempo, la de su equipo. Esto implica desarrollar una fuerte inteligencia emocional, hacer pausas conscientes, observar, escuchar y, sobre todo, trabajar con el “aquí y ahora”.
La ansiedad, por definición, nos saca del presente. Nos empuja a escenarios futuros que aún no sucedieron o nos atrapa en bucles del pasado. Por eso, uno de los grandes desafíos del liderazgo moderno es traer el foco de vuelta al momento presente: lo único que verdaderamente podemos gestionar.
Pausar para volver a enfocar
Hacer pausas estratégicas, respirar, revisar prioridades, reducir estímulos innecesarios, cortar con la multitarea improductiva: todo esto es parte del nuevo liderazgo.
El líder debe supervisar activamente no solo qué se está haciendo, sino cómo se está haciendo. Debe ser una figura que inspire, que motive, que incentive, pero también que recuerde a su equipo la importancia de enfocarse en lo esencial.
En tiempos de ansiedad, lo urgente tiende a ganar terreno frente a lo importante. Por eso, es clave que los equipos puedan “ver el bosque y no solo el árbol”. Y para eso, el liderazgo emocional es fundamental: ayuda a ordenar, priorizar, generar calma y abrir espacio a la creatividad.
Inspirar y acompañar para sostener
En un entorno tan saturado de estímulos, uno de los grandes aportes del líder es ayudar a reducir el ruido. Esto no significa bajar las expectativas, sino dar claridad, dirección y contención emocional para que cada integrante pueda desplegar lo mejor de sí sin colapsar en el intento.
Porque cuando el equipo se siente acompañado, entendido y motivado, no solo se reduce la ansiedad: también aumentan la productividad, el compromiso y la eficiencia.
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Es momento de liderar con conciencia, impacto y emoción.